sábado, diciembre 01, 2007

Historias del abuelo

Era una fría noche de verano...
-¿Cómo que de verano abuelo? -preguntábamos desconcertados mis primitos y yo.
-Digo de verano porque fue un fenómeno muy extraño -empezaba a explicarnos el abuelo.
-O sea... ¿qué fue lo extraño el verano o el frío? -interrumpió un primo mucho mayor que nosotros y que en ese tiempo yo lo tenía por un filósofo muy estimado.
-Permítanme contarles la historia y después me hacen las preguntas que quieran. En un principio, cuando Dios hizo al hombre... surgieron los gigantes...
-¿Y eran grandes? -ahora sí intervine yo que era el de las preguntas más inteligentes.
-¡Sí, mucho...!
-¡Ahhhh con razón existieron los dinosaurios! para que los gigantes pudieran agarrarlos como caballos -apuntó tímidamente otro primo.
-¡No niños, déjenme terminar! los dinosaurios y los gigantes...
-¡No seas tonto quique! los gigantes no sabían montar, ni que fueran charros -otra interrupción.
-Y aparte... -iba a exponer su idea otro primo cuando...
-¿Saben que niños? ¡a tomar jarabe de palo!, se levantó el abuelo enojadísimo y soltando una letanía se dirigió hacia su huerto, donde siempre se le veía recogiendo higos. (Que después me enteré no eran higos sino manzanas en mal estado, con las cuales nos preparaba sus famosas tartas...).

A más de 20 años de distancia de esta anécdota sigo con la curiosidad... ¿qué historia nos habrá querido contar el abuelo? y fue una pena no haberle dejado terminar porque el abuelo sí que tenía alma de novelista.

2 comentarios:

Fusnes H. dijo...

Jajaja. OJalá yo tuviera escuchas tan curiosos, así no tendrían que escuchar mis clases aburridas y siempre pensarían que me dejé en el tintero algo realmente importante que decir.
Saludos, mi buen.

Sirena dijo...

Hola Duende... hace mucho que no vengo... Es hermosa esta historia, no importa que no sea la que el abuelo iba a contar... aunque me pregunto si te habrás perdido de otras historias por eso de andar interrumpiendo. Saludos.